Robin Cook: coherencia, ética y política

| Rafael Estrella

 Hoy hace nueve años, por su profunda discrepancia con la participación del Reino Unido en la Guerra de Irak sin mandato de la ONU, Robin Cook presentaba en la Cámara de los Comunes su renuncia como Leader of the House y abandonaba el Gobierno de Tony Blair, en el que,  entre 1997 y 2001, había servido como Ministro de Asuntos Exteriores .

El discurso de renuncia de Cook fue definido desde la BBC como  «sin duda, uno de los discursos de dimisión más eficaces y brillantes de la política británica en la era moderna» .  Como recordaría el Economist en 2005, cuando Cook falleció, nunca antes un discurso en los Comunes había recibido una ovación con toda la Cámara -y la tribuna-  puesta en pie. Cook permanecería como backbencher en los Comunes hasta su muerte, siendo leal a sus principios, al Partido Laborista y por encima de la discrepancia, al liderazgo de Blair.

Mi primer encuentro con él, fruto de una cita previamente concertada, se prudujo en abril de 1999, en un sillón de los pasillos del Capitolio durante la Cumbre de la OTAN en Washington; es también el recuerdo más intenso que conservo: fue una conversación, muy constructiva desde la discrepancia, sobre Gibraltar. Mientras hablábamos sentados en un sofá en los pasillos del Capitolio, pasaban funcionarios británicos y españoles que nos dirigían miradas cargadas de curiosidad y recelo.

Robin Cook y yo coincidimos después varios años en la dirección del Partido de los Socialistas Europeos, que él presidió entre 2001 y 2004 y del que yo fui Vicepresidente; en ese tiempo, hablamos mucho y a fondo de Europa -con visiones no tan distantes- y de la política en nuestros dos países.

Hoy le recuerdo como lo que fue y admiré, un hombre para el que la coherencia, la ética y la política  son algo indisoluble y conforman la Política (con mayúsculas), como el la concebía y como yo la entiendo.  Alejado de la solemnidad vacía, su inteligente sentido de la ironía situaba estos principios en el plano de lo necesariamente cotidiano.

En la carpeta de mis papeles más queridos está el artículo que publicó en el Guardian al día siguiente de su renuncia: «Why I had to leave the Cabinet», una excelente síntesis de las razones de su decisión. Pero tal vez nada mejor que ver directamente el vídeo de su intervención en los Comunes, tal día como hoy, hace nueve años.

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