Relaciones Espa�a-USA
de Relaciones Internacionales. Marzo 2005
Las relaciones entre España y EEUU han estado en el centro del debate
político durante la etapa final del Gobierno Aznar y en el primer año
del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Esa relación era un elemento clave
en el giro estratégico que Aznar trató de imprimir a la política exterior
de España durante su segundo mandato, un giro basado, por una parte,
en desvincular a España del núcleo central de la Unión Europea, pasando
de la cooperación a la confrontación con los países que vienen liderando
el proceso de integración europea; al mismo tiempo, desde esa política
de confrontación y desde la negación de la autonomía estratégica de
Europa, se pretendía construir una relación preferente con EEUU y,
en particular, con la nueva Administración republicana, lo que, se decía,
reforzaría el peso de España en Europa.
Durante la guerra de Irak, el Gobierno Aznar llevó hasta la hipérbole esa
estrategia, alineándose sin reservas con la posición de Bush, tanto en el
Consejo de Seguridad («no más tiempo, no más inspectores»), presiones
sobre países como México o Chile, como mediante el enfrentamiento
con otros europeos que no apoyaban una guerra ilegal e injustificada.
La «foto de las Azores» pretendía ser el exponente de esa nueva estrategia
que abandonaba posiciones tradicionales de España sobre Europa y
sobre la legalidad internacional y ponía a nuestro
país, de Manera humillante, al servicio de una política exterior y de
seguridad sobre la que España no podía influir.
Si la política de Aznar frente a Europa y en apoyo de la guerra y
ocupación de Irak contribuyó, por el amplio rechazo de la opinión
pública, a la derrota electoral del PP, sus efectos -más allá de
la retórica- sobre la relación entre España y EEUU fueron nulos,
tanto en el plano de las inversiones como de las relaciones
comerciales o culturales, que no se vieron incrementadas.
Del mismo modo, en contra de lo que se ha argumentado desde el
PP, tampoco se han producido consecuencias negativas en estos
ámbitos después de la decisión de retirar las tropas de Irak, adoptada
por el nuevo Gobierno socialista.
En el proceso de normalización y reequilibrio de las relaciones políticas
entre España y EEUU, sorprende, no la falta de cooperación, sino la
actitud desleal, claramente contraria a los intereses de España, seguida
por Aznar y su entorno, a través de los círculos más conservadores de
Washington (The Wall Street Journal, New American Century, American
Enterprise Institute, etc..), una estrategia que le ha sido también impuesta
al nuevo líder del PP, Mariano Rajoy, mostrando así su limitada autonomía.
Pese a ello, la realidad es que entre España y EEUU se abre paso una nueva
relación, alejada del inútil servilismo de Aznar y basada en el respeto mutuo
y en la cooperación en pie de igualdad.
Con los anteriores gobiernos socialistas, esa relación resistió o permitió
superar desencuentros, haciendo posible la estrecha colaboración en el
impulso a los procesos de transición en América Central o la puesta en
marcha de la Agenda Transatlántica entre la UE y EEUU; ahora,
las visitas respectivas de altos cargos de la Administración de EEUU y de
España han permitido definir ámbitos de cooperación efectiva en los que
España tiene mucho que aportar en interés mutuo, como la paz, la
seguridad y el progreso de América Latina o la estabilización de
Afganistán; al mismo tiempo, España define una nueva estrategia con
el objetivo de fortalecer su presencia cultural y comercial en EEUU,
debilitada aún más con Aznar.
La disyuntiva «o europeísmo o atlantismo» que Aznar trató de establecer
se ha demostrado tan simplista como falsa. Frente al atlantismo de amigo
servil e irrelevante de Aznar, el atlantismo basado en la lealtad mutua y en
una relación en pie de igualdad es una dimensión necesaria de una Europa
fuerte, que asume su papel como actor internacional. Esa es la apuesta de
los socialistas españoles en las relaciones con EEUU, una apuesta sólida y
leal, una opción coherente al servicio de los intereses de España.
Rafael Estrella
Diputado. Portavoz Socialista en la
Comisión de Asuntos Exteriores