La Ley 101 y otras lecciones aprendidas
15 de noviembre de 1976, ayer se cumplieron treinta años. El Partido quebecois de Rene Levesque, con mas de 41% de los votos obtenía la mayoría de los votos. Triunfaba asi el movimiento soberanista, que promovia, en la practica, la independencia de Quebec, y una relación de asociación con Canadá. El establecimiento del francés (lengua materna del 81% de la población) como única lengua oficial fue la principal bandera del partido de Levesque, lo que quedaría consagrado con la Ley 101.
En 1980, los soberanistas perdieron el referendum de independencia, un resultado que, con un margen muy estrecho, volvió a repetirse en 1995.
Ahora, el Partido Quebecois, que llegó a pasar del 50% de los votos, tiene menos del 35% en un parlamento dominado por los liberales.
Acabo de ver un debate de control del Gobierno en el Parlamento de Quebec entre el Primer Ministro y el líder del Partido Quebecois. Todas las cuestiones estaban centradas en temas económicos (deuda, etc). Conseguidos los principales objetivos con que fueron elegidos, los soberanistas han dejado de contar con el favor de la mayoría de los ciudadanos. La exclusividad oficial del francés está consagrada, aunque en la vida cotidiana el biligüismo está bastante generalizado, especialmente, con la creciente llegada de alófonos. En el parlamento de Quebec ya no se habla de soberanía ni de la defensa de sus símbolos, consagrados en leyes como la 101, que ya son patrimonio común, sino de los problemas que afectan directamente a la vida de los ciudadanos, de todos los ciudadanos sin exclusión. Por eso, cuando los soberanistas invocan la nación quebecois no se les presta demasiada atención. El federalismo es hoy el denominador común parsa la mayoría de los ciudadanos. La paradoja es que la aplicación de la Ley 101 marcó el comienzo del declive de los soberanistas. Lo que se llama morir de éxito.
Mientras, en Ottawa, un Gobierno del Partido Conservador que ha llegado al poder con una agenda neocon cuando los neocons están en declive, pretende cambiar los rasgos políticos del Canadá que muchos admiramos. Lo último, en la Conferencia de Nairobi, renegando de Kyoto.
Nota: Si alguien tiene interés en conocer el significado de la imagen, referida a un rasgo característico de lo gente de Quebec, puede verlo aquí.
Ya, pero es que lo que los soberanistas de Quebec hicieron es eso que decía Alfonso Guerra: «tenga usted el valor de poner en un papel que quiere usted, y lo discutimos».
Pero aquí, el PNV, CIU, el BNG, ERC y demás tropa no quieren poner en un papel que quieren definitivamente, porque eso supondría un pacto definitivo, y oiga, se les acabaría el negocio, porque su negocio no gira entorno a hablar sobre sanidad, educación o empleo, sino sobre lo mala que es España y lo mucho que los oprime.
Esa es la cuestión, y mientras no resolvamos eso, esta historia no terminará nunca, cosa que a muchos españoles nos produce un hartazgo considerable.
Rafa, sólo es para felicitarte por tu próximo nombramiento como embajador en Argentina, de lo que me he enterado a través de la convocatoria a la comida del FMD, aunque algo comentqbas hace días en el blog de un próximo cambio de responsabilidad. Como soy poco evolucionado con esto de las tecnologías sólo sé leer los blogs y la única manera de mandarte la felicitación es esta. Espero que no salga en el blog.
Andrés de Miguel
Completamente de acuerdo con miguelnr