Zapatos contra Bush

| Rafael Estrella

 

Bush aún conserva reflejos. En el mundo árabe, tirar un zapato es una muestra de desprecio.

8 Responses to Zapatos contra Bush

  1. algarabia says:

    Y en el mundo no árabe tambíen, señor Estrella. Al menos así lo interpretaría yo si me los lanzaran. Hace un par de añitos se los lanzaron en pleno Estados Unidos a Karl Rove, y no eran árabes 😉

    Un saludo.

  2. lince colorao says:

    Ha estado rápido el presidente saliente (no como cuando se atragantó con la galleta, o cuando derribaron las torres gemelas), y un poco torpe el lanzador de zapatos , a partir de ahora no sólo nos tendremos que descalzar en los aeropuertos, además habrá que hacerlo en las ruedas de prensa de los presidentes.

  3. Guillermo García Suárez says:

    La impotencia genera este tipo de actitudes… Cuando los funcionarios se olvidan de estar cerca de las necesidades de la gente «común», se producen este tipo de actos.

    Hay que volver a la humildad de saber que no se puede estar siempre en la cresta de la ola, tarde o temprano se vuelve a ser un ciudadano de carne y hueso…

    Felices fiestas estimado Rafael, gracias por su ayuda y que el 2009 sea un año de logros, lo demás, viene solo.

    Guillermo

  4. Ricardo says:

    En nuestro caso, la historia es más que elocuente, del protagonismo de la Iglesia Católica en el cruento golpe de Estado de abril de 2002, quien no recuerda a Baltazar Porras, la noche del 11 de abril, a las puertas de Fuerte Tiuna, recibiendo al Presidente Chávez, entregándose a los militares golpistas y, el día 12, a monseñor, cardenal Ignacio Velasco, firmando de primerito, el “Acta de Constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional” de Pedro Carmona Estanga; mediante la cual, se eliminaban todos los poderes públicos y a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, para minutos más tarde, dirigirse a La Orchila a solicitarle en los siguientes términos al Presidente Chávez que: “Hijo, vengo a pedirle en el nombre de Dios que firme su renuncia como último sacrificio por el pueblo. A usted le pasó su tiempo”, según relató después el Comandante Presidente. Con razón, el Comandante permanentemente les exige: “Ningún obispo ha salido a pedir perdón o, por lo menos, a reconocer el error. Nadie ha pedido perdón por el cardenal (Ignacio Velasco), que en paz descanse, que tenía como nombre clave “zamuro (ave carroñera) negro”, y en cuya casa se reunían los golpistas.

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