Lenguaje: miedo, mentira, verdad y todo lo contrario

| Rafael Estrella

keyboardbeans Siempre me han interesado las palabras, la riqueza de recursos y posibilidades que ofrece el lenguaje, al que dediqué un apartado en mi vieja web así que empecemos por ahí. El Cervantes Virtual ofrece un espacio que han titulado El museo de los horrores (gracias por la sugerencia, Ramón), que es algo más que un simple repertorio de dudas.

Pero hay otra dimensión del lenguaje que tambien me parece especialmente interesante: su uso/utilización política. Lo que escribió Chomsky ya en 1968 «It is quite natural to expect that a concern for language will remain central to the study of human nature» se ha convertido hoy en un elemento clave de la acción política, de manera muy especial, desde el poder político, pero también por parte de quienes lo cuestionan. Como escribiera Foucault «Las relaciones de poder no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento de los discursos. No hay ejercicio del poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad que funcione en, a partir de, y a través de este círculo».

El problema es que la preservación o la separación del poder acaban, cada vez más, articulándose a través de construcciones en que el lenguaje deja de ser vehículo para comunicarse y pasa a a ser instrumento para comunicar, para conformar una realidad que se pretende establecer como la realidad (mi paisano Martínez Soler viene haciendo un interesante trabajo comparativo con portadas de periódicos) y, con demasiada frecuencia, una simple herramienta de la manipulación política.

Hace pocos días hice ya algunos comentarios sobre la manipulación del lenguaje a propósito de las revueltas en Francia. La guerra/lucha contra el terrorismo ofrece un territorio aún más vasto a quienes quieren surcar el océano de la utilización del lenguaje. La propia dicotomía guerra/lucha contiene en sí evidencias del uso alternativo del lenguaje que, en la practica, deviene un perverso uso alternativo del derecho. La guerra de Irak ha dado lugar también a muchos ejemplos en esa misma dirección, desde Aznar al propio Bush. Todo ello tiene que ver, sin duda, con la utilización del miedo como factor de galvanización en torno al poder. Lo intenté describir en 2002 en un artículo publicado en Cambio16, que titulé «El miedo como ideario».

En España, el Gobierno Aznar aplicó desde el primer momento su propia lectura simplificada del 11S, con un discurso tan oportunista como peligroso que equipara la lucha contra el terrorismo desde el Estado de Derecho en España con la que se practica en Chechenia, Turquía o Israel. El segundo eje de actuación ha sido el intento de situar a España como «aliado preferente» de EEUU. El éxito ha sido aquí más que limitado y plantea serios interrogantes sobre la coherencia y compatibilidad de esta postura con nuestra posición en la UE.

Junto con el incremento de la preocupación por la seguridad y la cooperación internacional contra el terrorismo, Aznar ha querido construir un nuevo ideario político basado no en la ilusión y la esperanza, sino en la amenaza, el miedo, y en un supuesto liderazgo salvador, presentando la inmigración como una amenaza que, sutilmente, se equipara a la del terrorismo (equiparación que también engloba en el discurso de Aznar al nacionalismo democrático) e, incluso, fortaleciendo el asalto al Estado del Bienestar, que se presenta como amenaza al crecimiento.

Menos de dos años después, David de Ugarte me ofreció la oportunidad de desarrollar en 11M: redes para ganar una guerra mis reflexiones sobre el miedo y la amenaza como ideario, aplicándolas esta vez a la actuación de Aznar y el Partido Popular en el 11M, un auténtico case study.

Harold Pinter comenzaba su discurso de aceptación del Nóbel con estas palabras que escribiera en 1958: «There are no hard distinctions between what is real and what is unreal, nor between what is true and what is false. A thing is not necessarily either true or false; it can be both true and false». En un reciente artículo en el Washington Post, Anne Applebaum aplicaba a la noción de «victoria» o «derrota» en Irak esta misma negación del significado absoluto que se pretende atribuir a las palabras.

Una buena noticia en todo esto: leo en el Herald Tribune la lista de libros más vendidos en EEUU. A la cabeza, tras sólo cuatro semanas en las librerías, «Our endangered Values», de Jimmy Carter; algo más abajo, después de 34 semanas en la calle, se mantiene en el cuarto puesto «The World is Flat«, de T. L. Friedman, una muy inteligente visión de los procesos de globalización y del mundo en que vivimos. El propio Friedman explicaba a Wired , en mayo pasado, la razón del título:

WIRED: What do you mean the world is flat?

FRIEDMAN: I was in India interviewing Nandan Nilekani at Infosys. And he said to me, «Tom, the playing field is being leveled.» Indians and Chinese were going to compete for work like never before, and Americans weren’t ready. I kept chewing over that phrase – the playing field is being leveled – and then it hit me: Holy mackerel, the world is becoming flat. Several technological and political forces have converged, and that has produced a global, Web-enabled playing field that allows for multiple forms of collaboration without regard to geography or distance – or soon, even language.

flat1ed flat2edAñadido: El libro de Friedman se ha publicado, en diferentes ediciones con dos portadas que reflejan esa idea de un mundo plano (la segunda, que es la primera, es la que yo tengo).

5 Responses to Lenguaje: miedo, mentira, verdad y todo lo contrario

  1. Goyo Tovar says:

    Este párrafo me lo guardo muy adentrito:

    «Aznar ha querido construir un nuevo ideario político basado no en la ilusión y la esperanza, sino en la amenaza, el miedo, y en un supuesto liderazgo salvador, presentando la inmigración como una amenaza que, sutilmente, se equipara a la del terrorismo (equiparación que también engloba en el discurso de Aznar al nacionalismo democrático) e, incluso, fortaleciendo el asalto al Estado del Bienestar, que se presenta como amenaza al crecimiento.»

    Cuando tenga tiempo le dedicaré un post.

    (Y la foto seleccionada ya te la he copiado)

  2. Nono says:

    Creo que en occidente, en Europa sobre todo, la manipulación política es dañina, es inmoral y detestable, pero creo que aquí es ineficiente. EEUU ha dado muestras de ser permeable a la manipulación de una manera sonrojante. Sin embargo España en concreto, Europa en general, sabe diferenciar la paja y el trigo y la ciudadanía tiende a castigar electoralmente a los que intentan engañar a la opinión pública. Quizás la excepción sea Francia, que vive desde hace tiempo en la demagogia y populismo que no hace más que reflejar un intento de autoengaño en su decadencia. Pero aquí se castigó al PP por sus mentiras, en parte Blair lo ha pagado, incluso Angela Merkel ha pagado algo por su discurso a veces demagógico contr aun Schroeder que iba en al dirección que la CDU proponía, aunque de manera menos traumática. Por eso creo que hoy día quien manipula ofende más a su dignidad que a la del que va dirigida la manipulación. otro logro europeo que cadía parece más exclusivo del viejo continente.

  3. Ramón says:

    Tengo que disentir de Nono. La propaganda, la manipulación y el miedo funcionan igual en Europa que en EEUU.

    Aquí no hay una ciudadanía mejor formada. Sobre todo lo que hay, a ambos lados del atlántico, es una gran cantidad de gente desinteresada, que prefiere dejarse llevar más por la emoción de la pertenencia a una tribu (léase periódico, partido, profesión, región, ciudad, barrio, «blogueros», etc.) y el seguimiento de las consignas que se lanzan desde las direcciones de las mismas. Por suerte, este exceso se ve equilibrado por la actitud racionalista de una gran parte de la sociedad. No digo que solo existan estas dos posturas, más bien creo que se mezclan en cada uno de nosotros en diferentes combinaciones según el tema y el momento.

    Nuestra visión sobre lo que sucede en EEUU está empañada por un anclado prejuicio de superioridad continental europea (también ensucia nuestra visión del RU), que no tiene ningún fundamento sólido. Si somos democracias es gracias al impulso de la revolución americana y al papel democratizador de EEUU.

    Podemos criticar abiertamente al gobierno de los EEUU, pero es mejor hacerlo sobre el hecho objetivo de sus acciones y discurso.

    A modo de recordatorio de como sí pasa lo mismo en Europa, creo que conviene repasar la prensa de estos últimos días y ver las noticias sobre las cintas del Prestige. También son buenos ejemplos de manipulación el accidente del Yakolev, la invasión de Irak y el atentado del 11M. Tan solo menciono algunos de los que se han producido recientemente en España y que, por suerte, parece que se van destapando. Hay muchos otros y no nos hemos enterado de todos a tiempor para reaccionar adecuadamente, quizá el ejemplo más claro sea la redacción del nuevo Estatuto de Cataluña.

    Es una suerte que hoy en día en España se esté produciendo una cierta vuelta de los ciudadanos y de las ciudadanas a la política, al interés por la política, pero no es más que un hecho circunstancial, que pasará como lo ha hecho ya otras veces.

    El sistema democrático es el que permite luchar contra estas manipulaciones, tanto aquí como en EEUU, a quién no tenemos que dar ninguna lección sobre democracia.

  4. Nono says:

    Coincido básicamente contigo Ramón, aunque discrepo en algo sustancial. Por un lado es cierto que no debemos dar lecciones de democracia a EEUU, que es un país en general admirable al que se mira con los prejuicios rancios -el antiamericanismo-. Pero es un hecho que, entre las virtudes de este país al que yo admiro y en el que me sentí muy bien mientras viví en él hace un año por estudios, no está la impremeabilidad a la manipulación mediática y política. Un caso palmario es el de la guerra de Irak. Mientras aquí en Europa dudábamos de los motivos esgrimidos por Bush y teníamos la certeza de que aquello nada tenía que ver con los atentados del 11 S, la opinión pública (y la clase política liberal)creyó a pies juntillas en lo que decía su gobierno. En Europa Aznar intentó algo parecido y mira como salió. Sin hablar ya del atentado del 11 M. Por lo tanto, quiero acotar mi crítica a ese aspecto, no en general sobre EEUU, al que considero un gran país que comete los errores que historicamente han cometido las potencias.

    Respecto a lo que dices de las filias sectarias con los bloggeros, los periodistas, los locutores y los partidos pues…que decir, no puedo estar más de acuerdo. Parece que en España hay demasiada dependencia de los partidos, uno es del PSOE o del PP como es del BarÇa o del Madrid. Uno de los retos pendientes de España es reforzar la sociedad civil. Se que todo eso tiene la explicación de que en la transición hubo que reforzar los partidos, ya que veníamos de casi 40 años sin juego democrático.

    Vuelvo a leer tu último párrafo y creo que es una afirmación demasiado contundente eso de que no se le deben dar lecciones de democracia. Bueno, no lecciones, pero sí consejos. Al fin y al cabo ellos opinan sobre Europa, sobre si Turquía debe entrar o no, etc. Simplemente hay consideraciones que se hacen para que no deje de ser el faro liberal (en el sentido político). Por ejemplo, que no copen todos los puestos del tribunal supremo jueces conservadores, que no sustituya el creacionismo a Darwin en las escuelas, que no se apruebe una enmienda para prohibir consitucionalmente el matrimonio entre homosexuales. Simplemente quiero que sigan manteniéndose los equilibrios de poderes que siempre he admirado de EEUU, su capacidad autocrítica. Un saludo.