Estatutos: repitiendo la historia
Documentos de mi archivo.
De cuando la derecha y los llamados nacionalistas pidieron el NO al Estatuto de Andalucía.
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Documentos de mi archivo.
De cuando la derecha y los llamados nacionalistas pidieron el NO al Estatuto de Andalucía.
Tanto los andaluces como los gallegos salimos a la calle a protestar por considerar que en Madrid se había hecho un vacio tremendo a todos los interlocutores de Andalucía y Galicía, y se consiguió la revisión de ambos Estatutos.
Fué entonces, con la reclamación gallega y andaluza, cuando se acuñó la famosa frase de «café para todos», al homologar a todas las Comunidades Autónomas a poder aspirar a más competencias sin necesidad de ser una nacionalidad histórica, enterrando las tesis asimetristas iniciales.
Hasta Francisco Vázquez, que en los últimos años ha sido instrumentalizado por la derecha para atacar al PSOE, ex-alcalde de mi ciudad y próximo embajador de España ante el Vaticano, fué un furibundo defensor de la revisión del Estatuto de Galicia y hablo de «aldraxe», como hicieron los nacionalistas gallegos.
Pero ya sabemos que España tiene muy poca memoria histórica, y hay gente que ni quiere ni le conviene recordar.
Como mola. La historia se repite. Y lo mejor es que los que se piden hacer el ridículo son los mismos.
Lo lamentable es que ahora a la derecha se la suponía, como al soldado el valor, que algo habría mejorado. Yo diría que esta derecha es peor. Las campañas de publicidad en contra del Estatuto de Catalunya, los mensajes que adornaban la sinvergonzonería cutre y mentirosa de esas cuñas de radio difundidas hace unos meses en toda Andalucía. En este contexto esto es más lamentables que defender la dictadura nada más morir Franco. Porque aquello era comprensible, por miedo, por ejemplo, pero que ahora el PP quiera reventar la democracia es como buscar peces en las dunas del desierto del Sahára.
Pues que quieres que te diga, Rosa, a mi me da mucho coraje que una vez más lo más importante de este estatuto, desde la laicidad proclamada sin ambajes hasta la apuesta por la innovación, queden tapados otra vez por una oposición irresponsable.
Y me da especialmente rabia por los «andalucistas», los que se reclaman más infantianos que nadie. Yo creo que si Blas Infante viviera hoy apoyaría este estatuto. Le da la razón a lo que el predijo: que una Andalucía con autogobierno como el que hemos tenido durante los últimos 25 años, no sólo saldría del subdesarrollo -como ha sido- sino que sería la piedra de toque para que España se entendiera de una manera realmente plural e integradora.
Yo creo que así ha sido, que con todos los errores y tropiezos, con todas las cosas pendientes que quedan por hacer y modernizar en nuestra tierra, el balance no puede ser más que positivo. Hay que seguir por ese camino, hay que profundizar y aprender de la experiencia y eso, jústamente éso, es lo que representa esta propuesta de estatuto, un intento de «poner a punto» esa gran herramienta que ha sido el autogobierno, para construir la Andalucia de las próximas décadas.
Resulta realmente sorprendente que haya quien habla de desmemoria, sin la capacidad de leer el primer capítulo del libro de historia. Lo malo es a dónde nos conduce este fantástico desproyecto pero, con un poco de suerte, nos quedamos sin verlo…
No hay más que ir a Sevilla y ver com o liles de andaluces están llorando por ser una nación. Sois unos payasos y me alegra esta propuesta será vuestra perdición y os costará las elecciones que ya durais casi tanto como Franco Chaves y compañia
La memoria y un buen archivo (como el suyo) refleja lo incoherente de algunas posturas politicas
[…] Imaginense que pudiéramos teletransportar a Don Mariano, mejor al estilo trekkie ( Beam me up Scottie!!!) a la votación Constitucional en la que AP se abstuvo , o al referendum sobre el Estatuto de Andalucía en el que UCD , AP y algunos nacionalistas de la FEVE ( vía estrecha) pidieron el NO y resultaron tan trasquilados que tuvieron que pasar un desierto que todavía les dura. […]
¿lo del Guadalquivir ha sequido palante?.