Muy interesante la entrevista en Infobae. Yo fui uno de los beneficiados con la nueva ley de ciudadanía para nietos de españoles a la que se refiere en una parte de la nota.
Me permito, respetuosamente, no coincidir con la afirmación que Ud. señala al comentar que “Son nuevos españoles que tienen una visión mucho más avanzada, sin el elemento de nostalgia con los sentimientos que tenían en sus mayores”.
Haber adquirido la nacionalidad española despertó en mí una profunda nostalgia, un sentimiento muy argentino pero que en lo personal no experimentaba desde hacía bastante tiempo. Me hizo volver a las etapas tempranas de mi niñez y a un renovado recuerdo de mi querido abuelo Ramiro, tenaz trabajador asturiano, orgulloso de la familia que formó aquí con su mujer gallega. Me llevó, con la velocidad de un rayo, a mis raíces profundas. También se generó en mí un marcado sentido de pertenencia, un compromiso y -aunque me avergüence un poco decirlo por mi precoz nueva nacionalidad- mucho orgullo.
Así es que, aún sin la nostalgia de quien debió emigrar como Ramiro, una rara melancolía se hace presente cuando a los nuevos españoles se nos entrega la partida literal de nacimiento inscripta en el consulado.
Por momentos fantaseo con la idea que el legislador que sancionó esta nueva disposición sabía que esto le iba a suceder a muchos como a mí. Y acertó.
Buena idea, sin dudas, el haber otorgado la nacionalidad a los nietos de españoles.
Tiene razón. Creo que en mis palabras debí ser más preciso. Lo que pretendía decir es que, en general, las generaciones mayores viven el pasado como presente. Creo que «los nuevos españoles» enriquecen esa relación ya que, además de las raíces que tan bella y emotivamente describe, la proyectan al presente y aseguran su permanencia, con una impronta de futuro.
Estimado Embajador,
Muy interesante la entrevista en Infobae. Yo fui uno de los beneficiados con la nueva ley de ciudadanía para nietos de españoles a la que se refiere en una parte de la nota.
Me permito, respetuosamente, no coincidir con la afirmación que Ud. señala al comentar que “Son nuevos españoles que tienen una visión mucho más avanzada, sin el elemento de nostalgia con los sentimientos que tenían en sus mayores”.
Haber adquirido la nacionalidad española despertó en mí una profunda nostalgia, un sentimiento muy argentino pero que en lo personal no experimentaba desde hacía bastante tiempo. Me hizo volver a las etapas tempranas de mi niñez y a un renovado recuerdo de mi querido abuelo Ramiro, tenaz trabajador asturiano, orgulloso de la familia que formó aquí con su mujer gallega. Me llevó, con la velocidad de un rayo, a mis raíces profundas. También se generó en mí un marcado sentido de pertenencia, un compromiso y -aunque me avergüence un poco decirlo por mi precoz nueva nacionalidad- mucho orgullo.
Así es que, aún sin la nostalgia de quien debió emigrar como Ramiro, una rara melancolía se hace presente cuando a los nuevos españoles se nos entrega la partida literal de nacimiento inscripta en el consulado.
Por momentos fantaseo con la idea que el legislador que sancionó esta nueva disposición sabía que esto le iba a suceder a muchos como a mí. Y acertó.
Buena idea, sin dudas, el haber otorgado la nacionalidad a los nietos de españoles.
Un cálido saludo,
RB
Tiene razón. Creo que en mis palabras debí ser más preciso. Lo que pretendía decir es que, en general, las generaciones mayores viven el pasado como presente. Creo que «los nuevos españoles» enriquecen esa relación ya que, además de las raíces que tan bella y emotivamente describe, la proyectan al presente y aseguran su permanencia, con una impronta de futuro.
Impecable aclaración !!…Muchas gracias por sus conceptos.
Un saludo atento,
RB