Venezuela a ritmo de cambio

| Rafael Estrella

El domingo, los venezolanos irán a las urnas para elegir Presidente de la República.  Ninguna elección anterior había sido seguida con tanta atención internacional, y es que, por una confluencia de factores, sea a corto o a medio plazo, el cambio en Venezuela parece imparable y si Chávez aparece como virtual vencedor, Capriles y su viento de cambio podría arrebatarle la victoria.

La elección venezolana es un partido abierto: las encuestas ofrecen resultados tan dispares (entre 12 puntos de diferencia para Chávez y 4 a favor de Capriles) que son de poca utilidad para el pronóstico. Un dato coincidente es que el candidato de la Mesa de Unidad, Henrique Capriles ha subido sustancialmente a lo largo de los últimos meses. Chávez no podrá repetir los 26 puntos de distancia que le sacó a Rosales en 2006; además, los indecisos parecen inclinarse claramente por el candidato opositor.

Chávez sería, sin duda, el vencedor previsible; su victoria es el primer escenario. No ha perdido ninguna elección en la que ha sido candidato (sí perdió el referendum constitucional de 2007); controla ampliamente los medios de comunicación y el aparato del estado, cuya acción, que  se extiende a gran parte de la economía y la sociedad venezolanas le permite contar con una importante base clientelar y de movilización. Uno de los pilares de ese apoyo son las Misiones (Capriles ha prometido no desmantelarlas), que atienden las necesidades de sectores más desfavorecidos, en ámbitos como la educación, la salud o la alimentación. A ello debe añadirse, además de la inflada y creciente nómina de funcionarios estatales, otros poderosos instrumentos como las Milicias Bolivarianas, creadas sobre el modelo de los Batallones Dignidad, armados por Noriega en Panamá. Este es, por tanto, el primer escenario, que, a su vez, no sería sino la antesala a otras opciones en el camino al cambio en Venezuela.

Pese a todo lo anterior, Capriles, que tampoco ha perdido ninguna elección, puede ganar el domingo. Las razones que configuran este segundo escenario son más diversas y complejas que las del anterior. El primer logro de la oposición fue evitar los errores del pasado y  abordar un proceso de primarias en el que participaron tres millones de ciudadanos y del que salió Capriles con un potente liderazgo. Sobre esa base, ha realizado una intensa campaña ilusionante en la que ha recorrido todo el país. La campaña de Capriles ha logrado una movilización sin precedentes para la oposición y ha llegado a lugares, barrios y capas sociales que hasta ahora eran dominio exclusivo y excluyente de Chávez y sus partidarios.

La campaña de Capriles ha tenido como uno de sus ejes principales el fracaso de Chávez como gobernante, desde la seguridad (una de las más altas tasas de criminalidad en el mundo, con un asesinato casi cada media hora; en lo que va de año, más de 70 policías han sido asesinados)  a la economía.

El petróleo y la omnipresencia del Estado en la vida económica son los dos ejes de la política económica del Presidente Chávez. El Estado venezolano posee las mayores reservas de petróleo del mundo, y PVDSA fue catalogada en 2005 como la tercera empresa petrolera del mundo. Desde 1998 (llegada de Chávez al Gobierno) hasta ahora, el precio internacional del barril de petróleo ha pasado de 16 a 105 US $. La otra cara de la moneda es que PVDSA (de lejos el principal sostén financiero del Estado) produce ahora un 30% menos que hace 13 años, mientras su nómina ha pasado de 30.000 a 105.000 empleados. Los generosos acuerdos políticos con países de la región y, especialmente, con Cuba, hacen que más de un tercio de las exportaciones de petróleo de Venezuela no se traduzcan en ingresos para el país.

Por otra parte, las políticas de Chávez han dañado gravemente el tejido productivo del país y han deteriorado seriamente el clima de negocios e inversiones: en diez años, han cerrado 170.000 empresas, un cuarto de las existentes, y el Estado ha confiscado 2.300. En un país que importa el 80% de los alimentos, con un férreo control de cambios que se traduce en una diferencia de hasta uno a tres entre el cambio oficial y el paralelo, y con más de un  25% de inflación (43% en la canasta de alimentos), todas las capas de la  sociedad venezolana afrontan dificultades y no son optimistas ante el futuro. Por eso, aunque existe un bloque sólido de la opinión pública fiel a Chávez,   Capriles ha conseguido atraer e ilusionar a un creciente número de desencantados, incluyendo buena parte de los jóvenes.

Finalmente, no menos importante es el descrédito de la mayoría de los gobernadores que representan al oficialismo, algunos de ellos criticados y desautorizados por el propio Presidente. No es casual que Chávez, rompiendo la tradición -que se mantenía desde 1958- de celebrar la elección presidencial en la primera semana de diciembre, la haya adelantado, separándola de la de gobernadores.

Por todas estas razones, hay que ponerle una ficha a Capriles (como dirían en Argentina): puede ganar las elecciones del 7 de diciembre.

De no ser así, si Chávez obtiene una victoria corta, tendrá poco tiempo para celebrarla. Las elecciones provinciales en diciembre y las municipales en abril de 2013 llegan con viento de cola para la oposición y con malas perspectivas para los candidatos del Gobierno, más después de un buen resultado de la oposición.
Anális de las elecciones venezolanas en «Hoy por hoy»

6 Responses to Venezuela a ritmo de cambio

  1. oncetragik says:

    Interesante.

    Lo que sigue de este anàlisis es que aùn ganando Chàvez, para el 2013 le esperarìa un deterioro importante en la calidad del poder en el que suele recostarse.

    Como siempre, y como nunca, que gane el mejor.

  2. juan says:

    Chávez ganó con holgura, y en las recientes a gobernadores el Chavismo ha ganado plazas donde gobernaba la oposición.

    Esa es la realidad, guste o no, Chávez aún es lo que los venezolanos entienden como mejor para ellos.
    Lo de que controla los medios de comunicación no es cierto, los principales periódicos están con la oposición, y RCTV sigue existiendo ya que emite por cable, que tienen casi todos allí.

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